Cortocircuito entre Scioli y Lavagna por las métricas del turismo
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La Secretaría de Turismo, Ambiente y Deportes de la Nación, encabezada por Daniel Scioli, ha tomado la drástica decisión de discontinuar el trabajo conjunto que mantenía con el INDEC para la elaboración de las estadísticas del sector. La medida marca un punto de quiebre en la relación con el organismo técnico dirigido por Marco Lavagna.
Esta ruptura operativa implica que la cartera de Turismo dejará de financiar los operativos estadísticos que históricamente realizaba el instituto. La decisión se fundamenta en una profunda disconformidad con los resultados que arrojan las mediciones actuales, las cuales, según la visión de Scioli, no están captando el verdadero movimiento económico de la actividad.
A partir del 1° de enero de 2026, la Secretaría de Turismo, Ambiente y Deportes cesará el aporte de fondos destinados a la Encuesta de Turismo Internacional (ETI) y a la Encuesta de Ocupación Hotelera (EOH). Se estima que el contrato que se da por finalizado rondaba los 500 millones de pesos anuales, recursos que ahora se redirigirán hacia nuevas formas de medición.
Cifras que no reflejan la realidad
El nudo del conflicto radica en que Daniel Scioli considera que los datos del INDEC subestiman el impacto del turismo receptivo en la economía argentina. Desde su entorno aseguran que las metodologías vigentes han quedado obsoletas frente a las nuevas modalidades de consumo de los viajeros internacionales.
Un punto crítico de la discordia fueron los recientes informes sobre el gasto diario promedio de los turistas extranjeros. El INDEC reportó un gasto promedio de 88 dólares por visitante, una cifra que resultó inferior incluso a los 94 dólares que gastan los argentinos en el exterior, algo que en la Secretaría califican de inverosímil.
El argumento oficial es que la metodología de encuesta basada en la autodeclaración no logra captar el volumen real de divisas. Se sostiene que quedan fuera del radar gastos cruciales como la gastronomía, las excursiones contratadas digitalmente y compras en comercios que no pasan por el sistema bancario tradicional.
El fin del financiamiento
La decisión de cortar el flujo de fondos no es solo un gesto simbólico, sino un cambio administrativo mayor. Hasta el momento, Turismo transfería partidas presupuestarias al INDEC para sostener la logística de las encuestas en aeropuertos y hoteles, una cooperación que llevaba años de vigencia.
Al retirar este financiamiento, Scioli busca forzar un cambio de paradigma en la recolección de datos. La postura es que no tiene sentido seguir pagando por informes que, a juicio de las autoridades turísticas, distorsionan la realidad y perjudican la imagen del sector como generador de divisas.
Esta medida genera una tensión ineludible con Marco Lavagna, quien defiende la rigurosidad técnica y la continuidad de las series estadísticas del INDEC. Sin embargo, la presión política por mostrar resultados económicos positivos en la gestión turística ha pesado más que la diplomacia institucional.
Hacia un nuevo sistema de medición
El objetivo de la gestión de Scioli es implementar un «Sistema de Inteligencia Turística» propio o tercerizado que utilice herramientas más modernas. Se apunta al uso de Big Data, rastreo de telefonía móvil y análisis de consumos con tarjetas de crédito y billeteras virtuales para obtener una radiografía más precisa.
La intención es pasar de un sistema de encuestas con demoras en el procesamiento a uno de datos en tiempo real. Esto permitiría no solo conocer el número de arribos, sino entender con exactitud el comportamiento del gasto y la movilidad de los turistas dentro del territorio nacional.
Las nuevas herramientas buscarán validar la tesis de que el turismo es uno de los principales motores de recuperación económica. Se espera que, con una medición más fina, los números del saldo de la balanza turística sean más favorables para el gobierno que lo que muestran los actuales «números rojos» del INDEC.
Tensión política y gestión
El trasfondo de este diferendo es la necesidad de Daniel Scioli de exhibir logros concretos en su gestión dentro del gobierno libertario. Con un turismo emisivo que sigue superando al receptivo en cantidad de personas, la «batalla» por el dato del gasto se vuelve crucial para defender el modelo.
La relación entre la Secretaría y el INDEC se venía desgastando hace meses, con pedidos reiterados de revisión metodológica que no fueron atendidos con la celeridad esperada. La falta de flexibilidad del organismo estadístico terminó por precipitar la salida unilateral de Turismo del convenio.
Este movimiento también se lee como una señal de autonomía política. Scioli demuestra que está dispuesto a romper estructuras establecidas si considera que estas no acompañan la dinámica que pretende imprimirle a su gestión, priorizando la agilidad y el dato favorable.
Repercusiones en el sector privado
Desde el ámbito empresarial, la noticia ha sido recibida con expectativa y cautela. Las cámaras del sector turístico venían reclamando desde hace tiempo que las estadísticas oficiales no coincidían con lo que ellos percibían en la facturación diaria de sus negocios.
Los hoteleros y agencias de viaje coinciden en que el gasto del turista extranjero es superior al que reflejan las planillas oficiales. Por ello, apoyan la idea de modernizar los sistemas de medición, siempre y cuando el nuevo observatorio mantenga la credibilidad y no se convierta en una herramienta de propaganda.
El desafío para el año 2026 será construir este nuevo esquema de métricas sin perder la comparabilidad histórica. El sector necesita certezas para planificar inversiones, y la ruptura con el INDEC abre un periodo de transición donde la calidad del dato será puesta bajo la lupa.
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