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Selina cierra sus hoteles en Argentina tras declararse en quiebra

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La cadena internacional Selina, reconocida por su innovador modelo de alojamiento para nómadas digitales, ha cesado abruptamente sus operaciones en Argentina tras declararse en quiebra financiera global. En cuestión de días, sus sedes en Buenos Aires (Palermo), Córdoba capital y Bariloche cerraron sus puertas dejando a empleados, proveedores y huéspedes sin respuesta oficial.

Selina: un concepto disruptivo que no resistió la presión financiera

Fundada en Panamá en 2015, Selina combinaba alojamiento boutique, espacios de coworking, gastronomía alternativa y vida social con una estética urbana y sustentable. Estaba orientada a un público joven, cosmopolita y con hábitos de trabajo remoto. En Argentina, la marca desembarcó en 2019 y rápidamente ganó notoriedad por su presencia en barrios trendy y destinos turísticos consolidados.

Sin embargo, la empresa —que cotizaba en la bolsa de Nueva York— venía acumulando pérdidas desde 2022. El crecimiento acelerado, el alto nivel de apalancamiento financiero y una caída sostenida de la ocupación post-pandemia terminaron por llevarla al colapso. En mayo de 2025, anunció formalmente su quiebra en EE.UU., lo que desató una ola de cierres en América Latina.

Empleados sin indemnización y huéspedes reubicados por terceros

En Argentina, el cierre fue repentino: trabajadores llegaron un lunes y se encontraron con candados, carteles de cierre y sin instrucciones claras. Desde los sindicatos y cámaras del sector hotelero aseguran que más de 60 empleados quedaron cesantes sin el pago correspondiente de salarios ni liquidaciones.

Por su parte, huéspedes que tenían reservas prepagas a través del sitio web oficial o plataformas como Booking y Expedia denuncian haber quedado sin alojamiento ni reembolso inmediato. Algunos fueron reubicados por OTA solidarias, mientras que otros iniciaron reclamos a través de tarjetas de crédito o Defensa del Consumidor.

Reacciones del sector y advertencias sobre la falta de regulación

Desde la Asociación de Hoteles de Turismo (AHT) y la Cámara Argentina de Turismo calificaron el cierre como “una señal de alerta sobre modelos de negocio altamente endeudados que operan sin respaldo local suficiente”.

También advierten que muchas de estas cadenas no tienen representación legal directa en el país, lo que dificulta las acciones judiciales por parte de trabajadores y usuarios. “Necesitamos fortalecer los mecanismos de registro y supervisión de las marcas internacionales que prestan servicios turísticos en el país”, expresó en un comunicado la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica (FEHGRA).

Qué pasará con los inmuebles y los reclamos

Los edificios que alojaban a Selina en Palermo, Nueva Córdoba y el centro de Bariloche fueron alquilados bajo contratos de explotación. Ahora, sus propietarios evalúan rescisión anticipada o relanzamiento bajo otra marca, aunque los pasivos heredados complican cualquier operación inmediata.

En paralelo, abogados de consumidores recomiendan a los afectados que reúnan toda la documentación de reserva y pago, y que presenten reclamos ante organismos locales o a través de sistemas de resolución internacional de conflictos como el Sistema ODR de la UE, en caso de haber pagado desde el exterior.

El caso Selina plantea no solo una pérdida concreta para el sector hotelero argentino, sino también una discusión urgente sobre la regulación y la transparencia en modelos híbridos, donde se cruzan alojamiento, tecnología y estructuras financieras globalizadas que operan con escasa responsabilidad local.


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