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La historia de Ryanair, un símbolo del «low cost»

La aerolínea de bajo coste Ryanair está de cumpleaños. El 8 de julio cumplió 30 años, cuando su primer vuelo partió desde Waterford, Irlanda hacia el aeropuerto londinense de Gatwick. La compañía, presidida por Michael O’Leary desde 1994, celebra sus tres décadas convertida en la mayor de Europa por pasajeros. Comenzó con cuatro operaciones diarias y actualmente realiza más de 1.600 vuelos por jornada. Tenía un avión y ahora supera las 315 aeronaves.

En España fue Ryanair la que importó el modelo low cost en 2002, y es actualmente la mayor aerolínea del país por pasajeros y por vuelos. Quedan lejos ya los días en los que promocionaban vuelos a 5 euros, su presidente se presentaba en las ruedas de prensa vestido de torero y usaban aeropuertos secundarios donde lograban jugosas subvenciones. 30 años después de su nacimiento, la irlandesa pelea por ofrecer una imagen civilizada y amable con la que seguir cosechando beneficios.

Ryanair, actualmente una empresa cotizada con más de 100 millones de clientes, nació como una empresa familiar. Su nombre tiene poco misterio: la fundó la familia Ryan en 1985. Iniciaron su andadura con un avión de solo 15 asientos y 25 empleados. En 1986 lograron permiso para cubrir también la ruta Dublín-Londres, que estaba dominada por British Airways y Aer Lingus. Y se hicieron un hueco del mismo modo que después han conquistado los cielos europeos: compitiendo con precios agresivos. Según explica la empresa, comercializaron las primeras plazas de esta ruta por 99 libras, la mitad que sus rivales. «Ryanair comenzó la primera guerra de precios de Europa», presume la compañía irlandesa.

Ryanair fue arañando mercado poco a poco los años siguientes. Pero les salió caro: el 1990, tras tres ejercicios de rápido crecimiento (tenían ya 745.000 clientes) sus pérdidas superaban los 20 millones de libras. La familia Ryan decidió darle un vuelco al negocio y fijar una estrategia poco habitual en el mercado entonces: crearon unalow cost, una aerolínea de bajo coste. La empresa no esconde que copiaron un modelo de éxito: plagiaron la estrategia de la estadounidense Southest Airlines, pionera del bajo coste. Quitaron la comida y la bebida gratis abordo, aumentaron la frecuencia y redujeron los tiempos muertos entre operaciones. Redujeron lo que consideraban «costes superfluos» y comenzaron sus agresivas campañas de promoción de tarifas.

La primera década de Ryanair no fue fácil: la Guerra del Golfo complicó la actividad de todas las aerolíneas. Sin embargo, logró terminar 1995 con 2,2 millones de pasajeros. En 1991 se había mudado ya a Stansted, el aeropuerto londinense más alejado de la capital, pero también el más barato. 1997, con Michael O’Leary ya al frente, vivieron un punto de inflexión para la empresa: comenzaron a realizar conexiones europeas más allá de Reino Unido e Irlanda. Ese año, además, Ryanair se convirtió en una empresa cotizada, con intercambio de acciones en la Bolsa de Dublín y en Nasdaq, en Nueva York.

En 2002, su aterrizaje en España

Los primeros vuelos de esta empresa de bajo coste a España llegaron en 2002. Convirtieron el aeropuerto de Girona en su centro de operaciones español. En aquel momento ya tenían una actividad destacada también en Francia, Italia, Alemania. Disponían de 60 aviones y 27,5 millones de pasajeros. Y en la segunda mitad de esta década se produjo la verdadera explosión de Ryanair: recibían cada año decenas de aviones, registraban crecimientos de pasajeros del 15% y el 20% interanual. Y se extendían por España como una mancha de aceite.

Eran los años de las tarifas más agresivas. Ryanair quería llamar la atención y romper el mercado. Promocionaba vuelos por 5 y 10 euros, muchas veces a costa de volar hasta aeropuertos secundarios a horas intempestivas. Y en España, los aeropuertos de ciudades pequeñas vieron en esta empresa la única llave para dar uso a sus instalaciones. Las subvenciones (vestidas de «ayudas a la promoción turística») comenzaron a aflorar.

Además, Ryanair se lanzó a buscar descaradamente el escándalo: regalaba billetes a clientes que hicieran cola en traje de baño en plena calle. Usaba la imagen de la Casa Real en sus publicidades. Anunciaba todo tipo de disparates, como la posibilidad de lanzar tarifas para volar de pie. Y su presidente. Michael O’Leary, daba ruedas de prensa vestido de torero. Todo valía para llenar aviones.

ryanair

En 2014, lavado de cara

La compañía, reina de los cielos españoles en plena expansión económica, comenzó a perder fuelle en este mercado al ritmo que las subvenciones se desinflaron con la crisis. Aunque nunca ha dejado de crecer en Europa (en 2008 superaron los 81 millones de pasajeros), en España decidieron replegarse. Y en 2013 registraron 27,4 millones de pasajeros, el 5% menos que el año anterior.

En 2014, sin embargo, Ryanair volvió a la carga con una nueva estrategia. Ya no vende vuelos por 5 euros como en el pasado. Pero tampoco presume de sus normas inflexibles, ha reducido un poco sus astronómicos recargos por sobrepeso y hasta permite a los pasajeros llevar su maleta y un bolso extra a bordo.Lleva un año tratando de lavar su imagen, al tiempo que abandonan las rutas secundarias a favor de los grandes aeropuertos, con más operaciones desde Madrid y Barcelona. O’Leary ya no se viste de torero. Y, de hecho, el presidente de la compañía mantiene un perfil bajo en comparación con la década anterior.

Ryanair creció gracias a la guerra de precios y trajo a España el modelolow cost. Este segmento ha cambiado mucho en los últimos años, con más competencia (incluso las compañías tradicionales como Iberia tienen ya su propia versión de bajo coste) y la desaparición de las subvenciones públicas. Pero la irlandesa no parece dispuesta a abandonar la partida. En 2014 fue la compañía que más pasajeros transportó en España: 27,3 millones de viajeros. Le siguió Vueling, con 18,5 millones. En total, registró en los 30 países donde opera más de 100 millones de clientes. Ha invertido para seguir su expansión: tiene a su disposición en Europa más de 300 aviones, y un pedido en firme de otras 283 aeronaves, así como opciones para hacerse con otros 100 adicionales.

 

(El País)

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